Tenía los ojos tristes y devoraba los poemas de Hart Crane (una madrugada, ante la persistencia del insomnio, leyó Muerte en Venecia). Cierto día apareció una chica de cabello rizado y ojos grandes y se enamoraron. Estuvieron juntos algunos meses. Una noche, después de ver Johnny Guitar, se durmió bajo las ruedas de un tren que no llegó a interrumpir el profundo sueño ni a violar la tristeza de sus ojos entre la hierba.